Las puertas y ventanas son mucho más que simples aberturas: garantizan la seguridad, controlan el ingreso de luz y aire, aíslan del ruido y las temperaturas exteriores, y completan la estética del hogar. Sin embargo, con el paso del tiempo, pueden presentar problemas de funcionamiento, desgaste, filtraciones o pérdida de hermeticidad. Para evitar reparaciones costosas o reemplazos innecesarios, es clave realizar un mantenimiento periódico adecuado.
Problemas más comunes en puertas y cómo prevenirlos
Las puertas, tanto interiores como exteriores, están sometidas al uso diario y al contacto constante con factores climáticos. Entre los inconvenientes más frecuentes se encuentran:
- Bisagras ruidosas o trabadas: causadas por falta de lubricación o acumulación de polvo
- Cierre defectuoso: puede deberse al desajuste de la cerradura o al desplazamiento del marco
- Hinchamiento por humedad: sobre todo en puertas de madera expuestas a ambientes húmedos
- Filtraciones de aire: por pérdida del burlete o deformaciones en el marco
Para evitar estos problemas:
- Lubricá las bisagras y cerraduras al menos cada 3 meses con aceite multiuso o grafito seco
- Verificá el estado del marco y ajustá los tornillos si la puerta se afloja
- Sellá con barniz o protector especial las puertas exteriores de madera
- Instalá o reemplazá burletes adhesivos en puertas que filtran aire o polvo
Mantenimiento de cerraduras y manijas
Las cerraduras deben funcionar con suavidad y sin trabas. Si una llave gira con dificultad o se traba al sacar, puede haber suciedad interna o falta de lubricación. Para mantenerlas en óptimas condiciones:
- Aplicá lubricante específico para cerraduras (no aceite común)
- Revisá el ajuste de la manija o picaporte, ya que los tornillos tienden a aflojarse con el tiempo
- En cerraduras exteriores, protegé el cilindro con un cobertor para evitar ingreso de agua o polvo
- Si una cerradura no cierra bien, revisá el alineamiento del pestillo con el marco
Una cerradura desalineada no solo dificulta el uso, también puede representar un riesgo de seguridad si no cierra correctamente.
Ventanas: tipos, problemas y soluciones prácticas
Las ventanas permiten la ventilación y la iluminación natural, pero si no se mantienen bien, pueden convertirse en una fuente constante de molestias. Los problemas más frecuentes son:
- Filtraciones de aire o agua: por pérdida del sellado o deterioro de burletes
- Vidrios flojos: por falta de masilla o fijación débil
- Cierres trabados: típicos en ventanas corredizas con rieles sucios o deformados
- Condensación entre vidrios: común en doble vidriado hermético (DVH) con falla de sellado
Para un mantenimiento correcto:
- Limpiá con frecuencia los canales o guías con aspiradora y un pincel
- Lubricá las guías corredizas con silicona en aerosol
- Reemplazá burletes dañados para mejorar la aislación térmica y sonora
- Sellá los bordes exteriores con silicona o sellador acrílico para evitar filtraciones
Cómo mejorar la aislación térmica y acústica
Una de las principales funciones de puertas y ventanas es mantener el interior del hogar confortable. El mal sellado de aberturas puede elevar el consumo energético en invierno o verano hasta en un 25%. Para optimizar la aislación:
- Usá doble burlete en puertas expuestas
- Aplicá láminas aislantes en el interior de marcos de metal o aluminio
- Optá por vidrios dobles (DVH) en nuevas instalaciones o reemplazos
- Controlá que no existan espacios entre marco y pared sin rellenar
Además, un correcto sellado ayuda a reducir la entrada de polvo, polen y ruido del exterior, mejorando la calidad del aire y el descanso en el hogar.
Cuidados especiales según el material
El tipo de material de tus aberturas define parte de su mantenimiento:
- Madera: barnizar cada 1 o 2 años, limpiar con paños apenas húmedos, evitar el sol directo
- Aluminio: limpiar con agua y detergente neutro, no usar abrasivos ni productos ácidos
- Hierro: aplicar pintura antioxidante cada cierto tiempo, eliminar óxido con lija fina
- PVC: muy resistentes, pero sensibles a solventes fuertes. Limpiar con jabón neutro y agua tibia
Reparaciones caseras frecuentes
Con herramientas básicas y algunos productos accesibles, es posible resolver varios problemas sin recurrir a un técnico:
- Ajustar una puerta que roza: aflojá las bisagras, corregí la inclinación y volvé a fijar
- Reemplazar burletes: retiralos con espátula, limpiá la superficie y aplicá el nuevo
- Lubricar un cierre corredizo: aplicá silicona en aerosol directamente en la guía
- Sellar una filtración: limpiá el área, aplicá sellador y alisá con espátula húmeda
Siempre que uses productos químicos o siliconas, ventilá bien el ambiente y utilizá guantes para proteger la piel.
¿Cuándo es mejor llamar a un profesional?
Algunos problemas pueden requerir la intervención de un experto, especialmente si:
- Hay marcos deteriorados por humedad que afectan la estructura
- El vidrio está flojo o dañado y requiere corte y reposición
- Las ventanas no cierran correctamente y comprometen la seguridad
- Se requiere instalación de burletes especiales, DVH o sellado exterior profesional
En esos casos, un técnico especializado puede resolver el problema con rapidez, seguridad y garantía.
El correcto mantenimiento de puertas y ventanas no solo prolonga su vida útil, sino que mejora el confort, la seguridad y la eficiencia energética del hogar. Con hábitos simples, revisiones periódicas y algunos ajustes básicos, podés evitar filtraciones, ruidos molestos, trabas o desgaste prematuro. No esperes a que surjan los problemas: una rutina preventiva siempre será más económica y efectiva que una reparación urgente.